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La Mallorca del prodigioso Juan March, de los cenáculos de Camilo José Cela, del escurridizo Llorenç Villalonga, del rastro de Joan Miró, constituye el sust
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La Mallorca del prodigioso Juan March, de los cenáculos de Camilo José Cela, del escurridizo Llorenç Villalonga, del rastro de Joan Miró, constituye el sustrato en el que se forja el protagonista, que busca en la avidez de las pasiones y en los ecos de su estirpe familiar y mítica una explicación al desconcertante y hechizante espectáculo de la vida y del mundo. Un relato pletórico de sugerencias, que, sustentado en las excepcionales dotes de storyteller de su narrador, no decae jamás, y en el que caben desde una trama projudía de espionaje en tiempos de la segunda guerra mundial, hasta la evocación de la Provenza primigenia... y todo ello atravesado por la sombra fantástica de un personaje inolvidable, el tío del protagonista, curtido en mil batallas, y clave del enigma personal que plantea la novela.De Porcel ha dicho el prestigioso ensayista Harold Bloom que «está al mismo nivel que Don DeLillo o Philip Roth».
