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El 16 de octubre de 1998 el mundo se despertó con una noticia sorprendente: el general Augusto Pinochet, que se recuperaba de una operación de espalda en una
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El 16 de octubre de 1998 el mundo se despertó con una noticia sorprendente: el general Augusto Pinochet, que se recuperaba de una operación de espalda en una clínica londinense, había sido arrestado por Scotiand Yard en Inglaterra y esperaba su extradición a España bajo la acusación de tortura y genocidio. A la detención siguió uno de los juicios más importantes de los últimos cincuenta años, que muchos han considerado el avance más importante en la jurisprudencia internacional sobre derechos humanos desde los juicios de Núremberg. Pinochet, dictador de Chile desde el golpe de Estado de 1973 hasta que se restableció una democracia limitada en 1990, y que en la época de su arresto seguía siendo el hombre que decidía el destino de su país como senador vitalicio, se convirtió en el primer jefe de Estado que era sometido en el siglo XX a un procedimiento judicial por un tribunal extranjero.El prestigioso escritor Ariel Dorfman, celebrado por la revista Time como "gran maestro literario chileno", obsesionado durante 25 años por la sombra maligna que el general Pinochet arrojó sobre Chile, siguió en todos sus detalles el juicio -que se prolongó durante tres años- en los diversos países implicados (no sólo Chile, el Reino Unido y España, sino también los Estados Unidos, que habían propiciado la dictadura y sostenido el Gobierno de Pinochet). En este libro, Dorfman narra cómo se llevó a Pinochet ante la justicia como si se tratara de una película de suspense, llena de dramas judiciales y súbitos vuelcos de la fortuna. Al mismo tiempo, explora cuestiones subyacentes que se pusieron de manifiesto gracias al juicio y que tocan algunas de las preguntas más acuciantes tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. ¿Cuáles son los límites de la soberanía nacional en un mundo globalizado? ¿Cómo juzga un mundo cada vez más interrelacionado los crímenes contra la humanidad? ¿Qué papel desempeñan la memoria, el dolor y los derechos de los supervivientes en esta lucha por un nuevo sistema de justicia? Pero, sobre todo, el autor, al escuchar con atención las voces de las numerosas víctimas de Pinochet, se abisma en el dilema más difícil de todos: ¿cómo podemos liberarnos del terror tras haber sufrido el trauma? ¿Podemos construir la paz y la reconciliación sin enfrentarnos a un pasado turbulento y perverso?A partir de la reconstrucción emocional que hace Dorfman de las múltiples fases del juicio de Pinochet, tanto en Londres como en Santiago de Chile, surge la imagen de una victoria, una victoria para el pueblo chileno y para los pueblos del mundo entero. El juicio no sólo sirvió como preludio de la persecución de otros jefes de Estado, como Milosevic en La Haya, sino también como advertencia para muchos poderosos del mundo, -entre los que se cuentan gente como Henry Kissinger- que jamás pensaron que se les pudieran exigir responsabilidades por los sufrimientos que habían infligido a civiles lejanos.