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A mediados del siglo IX, la península ibérica se balancea en un precario equilibrio de poder. Por un lado, el Emirato cordobés mantiene gran parte del territ
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A mediados del siglo IX, la península ibérica se balancea en un precario equilibrio de poder. Por un lado, el Emirato cordobés mantiene gran parte del territorio bajo su gobierno, aunque las riendas de su dominación se debilitan. Por otro, al norte, los cristianos comienzan a organizarse, adquiriendo mayor empuje. Y finalmente, en el valle del Ebro, Mūsa ibn Mūsa, patriarca del clan Banu Qasi, feroz militar y político experimentado, ha logrado aumentar sus dominios hasta erigirse, de facto, en un tercer rey. Pero dos personajes, sin saberlo, serán los responsables de destruir esa precaria estabilidad: Fortunio de Monforte, que tras pasar gran parte de su vida como monje recorriendo la península en busca de reliquias, es reclamado por Ordoño, rey de Asturias, para llevar a cabo una importante misión diplomática en la corte de García Íñiguez, señor de Pamplona. Y Njall Haraldsson, que acaba de embarcarse, casi contra su voluntad, en una poderosa expedición vikinga, comandada por dos temibles guerreros, Björn Costilla de Hierro y Hastein el Astuto, cuyas intenciones son saquear las costas del mediterráneo. Las vidas de todos ellos confluirán en un desenlace sorprendente, una gesta de audacia sin igual, que hará que tiemblen los cimientos de la Tierra Dividida.