Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
Compra desactivada, en breve podrá realizar su compra.
Un hombre genial. Una pasión irresistible. Un cuadro enigmático. Su relación con Lisa de Giocondo nos acerca como nunca antes al subyugante retrato de esta,
info
Un hombre genial. Una pasión irresistible. Un cuadro enigmático. Su relación con Lisa de Giocondo nos acerca como nunca antes al subyugante retrato de esta, del que se ha dicho y escrito casi todo, y a sus dos grandes protagonistas: el pintor y su musa. Leonardo es un joven curioso y con grandes dotes para el dibujo, que sorprende a todos por su ingenio sin límites. Antes de viajar a Florencia para estudiar en el taller del famoso maestro Verrocchio, conoce a Lisa Gherardini, que se convertirá en su amor platónico. Famoso ya como pintor con el nombre de Leonardo da Vinci, trabaja en las cortes más espléndidas de Italia, a las órdenes de los Médicis y de los Sforza. En este punto de su vida, se reencuentra con Lisa, ahora Mona Lisa de Giocondo, a quien consigue retratar por fin. Testigo de la convulsa situación por la que atraviesa Florencia a causa del rigor religioso de Savonarola, decide abandonar la ciudad con el lienzo de la Gioconda, el retrato fetiche de su amor de juventud, nunca correspondido.