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En un mundo en que la ciencia se ha constituido como garante del conocimiento y la razón no deja lugar a explicaciones que parecerían esotéricas, estos acont
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En un mundo en que la ciencia se ha constituido como garante del conocimiento y la razón no deja lugar a explicaciones que parecerían esotéricas, estos acontecimientos inexplicables no tienen cabida. Y sin embargo, sí que están sucediendo. Lo que parece una epidemia de alucinaciones se extiende por todo el globo y no respeta fronteras, razas, edad, sexo o condición de cordura. Ni siquiera existe un común denominador que permita tirar del hilo para descubrir cuál es la enfermedad que las causa, si la hubiera. ¿Será posible que la historia haya encontrado la manera de repetirse incesablemente? ¿Tendrá todo esto que ver con el proyecto de neurociencia en el que participa John Macbeth y que busca crear una inteligencia artificial autónoma? De Estados Unidos a Dinamarca, de China a Alemania, el mundo se ha vuelto loco y Macbeth parece el único capaz de llegar a averiguar qué está sucediendo.