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Chulas y famosas o La venganza de Eróstrato es un fresco distorsionado de cierta España de fin de milenio. Una vertiginosa farsa surrealista en la que la neci
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Chulas y famosas o La venganza de Eróstrato es un fresco distorsionado de cierta España de fin de milenio. Una vertiginosa farsa surrealista en la que la necia realidad del mundo de la fama y el dinero queda reducida al absurdo. Un esperpento profundamente hispánico pasado por el tamiz de la comedia más delirante del mejor Hollywood, la de Mae West, por supuesto, pero también la de Groucho Marx, George Cukor y Ernst Lubitsch.Sin embargo, en palabras del académico Pere Gimferrer, el verdadero tema de la novela es la percusión o repiqueteo chirriante del graznido de Miranda Boronat, millonaria y famosa que ya había aparecido en Garras de astracán y Mujercísimas, y cuya voz toma prestada Terenci Moix para construir este anatema contra la frivolidad y la estupidez.El Autor se convierte aquí en un personaje más, un creador sin tema pero que logra cerrar un pacto con el diablo. En esta disparatada versión del mito fáustico, el diablo se encarna en Miranda, que decide cederle al Autor unas páginas de su diario. Un texto que se va creando sobre la marcha, un work in progress que culmina en una apología de la destrucción encarnada en el mito del joven griego Eróstrato. Nada menos.El poderío de la imaginación del escritor y su lozanía expresiva se mantienen del principio al fin - dice Pere Gimferrer en el prólogo -, e imprimen al texto el ritmo de una kermesse cuyo protagonista no es ninguna de las grotescas figuras que pasan fugazmente por sus páginas, sino el habla: cuanto aquí existe existe por el lenguaje.