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Una compañía de seguros ha entrado en una crisis irreversible. Ni siquiera contratando a directivos de primer nivel, con grandes sueldos, logran reflotar una
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Una compañía de seguros ha entrado en una crisis irreversible. Ni siquiera contratando a directivos de primer nivel, con grandes sueldos, logran reflotar una nave que se hunde cada vez más. Al fallecer el conserje de un ataque al corazón, éste es substituido por un hombre tosco e ignorante a quien, además, le gusta dar consejos... En un principio, Próspero -así se llama- es objeto de toda clase de burlas, por su carácter pueblerino y porque es menos que un mileurista: cobra la mitad del segundo empleado peor pagado de la compañía. Sin embargo, él demostrará que es quien más gana. Para ello hace una auditoría a los trabajadores restando lo que gastan de lo que cobran. Pronto el conserje se labra la fama de dar «consejos de oro» y cargos medios y altos de todos los departamentos se detienen cada vez más a su lado para obtener «el oro del conserje». Éste, de manera sutil, está regenerando la empresa desde abajo hacia arriba hasta devolverle su rentabilidad.