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William Pepper, abogado y amigo del Dr. King y de su familia, llegó a la convicción, tras años de investigación, de que Ray no fue quien disparó, sino que
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William Pepper, abogado y amigo del Dr. King y de su familia, llegó a la convicción, tras años de investigación, de que Ray no fue quien disparó, sino que King había sido objeto de una conspiración más vasta para detener el movimiento antiguerra e impedir que su liderazgo se fortaleciese en la prometedora Campaña por la Gente Pobre que el líder negro dirigía en 1968. En 1988, tras diez años de investigación, Pepper decidió representar procesalmente a Ray. Aunque nunca logró apelar con éxito la sentencia antes de la muerte de éste, sí consiguió construir una minuciosa acusación contra los perpetradores reales del crimen. En 1999, Loyd Jowers y otros conspiradores se sentaron en el banquillo acusados de asesinato en nombre de la familia King. 70 testigos expusieron los detalles de la conspiración urdida para asesinar a King en la que estaban implicados J. Edgar Hoover y el FBI, Richard Helms y la CIA, el Departamento de Defensa estadounidense, la policía local de Memphis, y figuras destacadas del crimen organizado de Memphis y Nueva Orleáns. Las pruebas eran irrefutables. El jurado necesitó una hora para dictaminar a favor de la familia King, que ha declarado por boca de Coretta Scott King -viuda de Martín Luther King- que finalmente se han aclarado las circunstancias de la muerte de su marido y se ha rasgado el velo de imposturas y mentiras que rodearon el enjuiciamiento de su asesinato. Pero el silencio que siguió a estas impactantes revelaciones fue ensordecedor. Como había sucedido a lo largo de todas las investigaciones que siguieron a su ejecución, ninguno de los grandes medios de comunicación se ocupó de la historia. Fue realmente sepultada. Hasta ahora, los detalles, las pruebas y las personalidades de todos estos siniestros personajes no habían visto la luz. En Un acto de Estado. La ejecución de Martin Luther King, encontramos finalmente la verdad: cómo el gobierno de Estados Unidos derribó uno de los movimientos sociales dotados de mayor poder galvanizador matando sin contemplaciones a su líder.